martes, 22 de enero de 2013

En Euskadi se quedaron mis ojos


Una plácida brisa de un mar calmado. Un río que se extiende como sábana hasta convertirse en una manta de mar. Piezas de montes verdes que acompañan con compás tu mirada. Casas blancas a la orilla de una bahía. Espero, sólo espero, que mis ojos se queden con lo que vi. Vivirá la memoria, pero esa alegría que se respira de fuera y se queda dentro, es de hoy. Donosti.

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