Una plácida brisa de un mar calmado. Un río que se extiende
como sábana hasta convertirse en una manta de mar. Piezas de montes verdes que
acompañan con compás tu mirada. Casas blancas a la orilla de una bahía. Espero,
sólo espero, que mis ojos se queden con lo que vi. Vivirá la memoria, pero esa
alegría que se respira de fuera y se queda dentro, es de hoy. Donosti.
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